* La Epopeya del Petróleo

¿Qué estaba pensando Lázaro Cárdenas días antes de

la Expropiación Petrolera? 


Fragmentos de los apuntes personales de Lázaro Cárdenas*


 9 de marzo, pp. 386-388.

Anónimo, s/f. Taller de Gráfica Popular.
El Día 7 del actual pidieron los representantes de las empresas petroleras, por conducto de la Embajada de Estados Unidos, los recibiera, y los atendí.  Manifestaron se encontraban sus empresas imposibilitadas para cumplir el laudo que fijó los veintiséis millones  de aumento a los trabajadores petroleros, y consultaron si podía aplazarse su cumplimiento. Se les contestó que el proceso había terminado y debían acatarlo.
   A las 22 horas del mismo día 7 recibí en Palacio a la directiva del Sindicato Petrolero, comunicándome habían tomado el acuerdo de dar por terminados los contratos de trabajo en vista de la actitud rebelde de las empresas, y reiteraron su apoyo a las disposiciones que tome el Gobierno.
   El día 8, a las 11 horas, celebré pláticas con el Gabinete, informándole que en vista de que las empresas petroleras siguen en su actitud inconsecuente y se niegan a obedecer el fallo del la Suprema Corte y las disposiciones de autoridades responsables que han intervenido en el problema, necesitaban conocer la opinión de cada uno y las medidas que debían tomarse en caso de que las empresas no den cumplimiento al laudo. Escuché sus impresiones que fueron diferentes, pero coincidieron todos en que las empresas estaban procediendo indebidamente.
   Se acordó formular un programa que se pondría en ejecución si las empresas sus actividades, y fijamos fecha para una nueva reunión de Gabinete.
   Soy optimista sobre la actitud que asumirá la Nación en caso de que el gobierno se vea obligado a obrar radicalmente. Considero que cualquier sacrificio que haya que hacer en el presente conflicto lo hará con agrado el pueblo.
   México tiene hoy la gran oportunidad de liberarse de la presión política y económica que han ejercido en el país las empresas petroleras que explotan, para su provecho, una de nuestras mayores riquezas, como es el petróleo, y cuyas empresas han estorbado la realización del programa social señalado en la Constitución Política; como también ha causado daño las empresas que mantienen en su poder grandes latifundios a lo largo de nuestra frontera y en el corazón del territorio nacional, y que han ocasionado indebidos reclamos de los gobiernos de sus países de origen.
   Varias administraciones del régimen de la revolución han intentado intervenir en las concesiones del subsuelo, concedidas a sus empresas extranjeras, y las circunstancias no han sido propicias para la presión internacional y por problemas internos. Pero hoy que las  condiciones son diferentes, que el país no registra luchas armadas y que está en puerta una nueva guerra mundial, y que Inglaterra y Estados Unidos hablan frecuentemente a favor de las democracias y de respeto a la soberanía de los países, es oportuno ver si los gobiernos que así se manifiestan cumplen al hacer México uso de sus derechos de soberanía.
  El gobierno que presido, contando con el respaldo del pueblo, cumplirá con la responsabilidad de esta hora.
   Países que han podido reivindicar sus recursos naturales para su propio desarrollo, pero la indecisión de sus gobernantes y los compromisos que lo atan, mantiene a sus pueblos atrasados en su economía y en su independencia política.
   Unidad de los países latinoamericanos para la defensa y desarrollo de sus recursos naturales, sería la solución de muchos de nuestros problemas; pero se está aún muy lejos de lograrla.10 de marzo, pp. 388-389.
   Al regresar ayer en la noche del ingenio azucarero “Emiliano Zapata”, instalado en Zacatepec, Mor., acompañado del ingeniero Eduardo Suárez, Secretario de Hacienda, del general Francisco J. Múgica, Secretario de Comunicaciones, y otros colaboradores del gobierno, nos detuvimos sobre la carretera en las cercanías de Cuernavaca, entre los kilómetros 79 y 80, y con el general Múgica, caminamos hacia Palmira, platicando durante más de una hora. Nos referimos a la situación que viene ocasionando la actitud de las empresas petroleras que han reducido la venta de combustibles y demás operaciones de sus negocios; así como las reiteradas peticiones a sus gobiernos de que apoyen sus demandas en contra del fallo de la Suprema Corte.
Méndez Leopoldo, s/f. Taller de Gráfica Popular.
   Hicimos consideraciones de las circunstancias que podrían presentarse si los gobiernos como los de Inglaterra y Estados Unidos, interesados en respaldar a las empresas petroleras, presionaban al gobierno de México con medidas violentas; pero tomamos también en cuenta que se presenta ya la amenaza de una nueva guerra mundial con las provocaciones que desarrolla el imperialismo nazifascista, y que esto los detendría de agredir a México, en el caso de decretar la expropiación.
   Conocedor el general Múgica de la conducta de las empresas petroleras, por juicios que se han seguido contra las citadas empresas y en los que él ha intervenido, y por los procedimientos y atropellos cometidos por los empleados de las propias empresas, y que presenció cuando me acompañó en los años que estuve al frente de la Zona Militar de la Huasteca Veracruzana; y reconociendo en él sus convicciones sociales, su sensibilidad y patriotismo, le di el encargo de formular un proyecto de Manifiesto a la Nación, explicando el acto que realiza el gobierno y pidiendo el apoyo del pueblo en general, por tratarse de una resolución que dignifica a México en sus soberanía y contribuye a su desarrollo económico.
   Hasta hoy no se ha llegado a hacer mención, oficialmente, del propósito de expropiación. Se dará a conocer en el momento oportuno.
   En los centros políticos y financieros, la generalidad cree, y aun las mismas empresas, que el gobierno podrá llegar, solamente, a dictar la ocupación de las instancias industriales.
No puede retardarse mucho la decisión de este serio problema.


Los Pinos, 22 horas.

* Lázaro Cárdenas, Obras. I-Apuntes 1913-1940., México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1972, (Nueva Biblioteca Mexicana, 28), T. I., p. 386 y ss. Tomado de Boletín Desdeeldiez, 1988. Centro de Estudios de la Revolución Mexicana Lázaro Cárdenas, A. C. Jiquipan de Juárez, Michoacán, México.

Quinteros, Adolfo. s/f. Taller de Gráfica Popular.


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 Carta enviada al General Cárdenas por el niño

Aristeo Torres el 21 de abril de 1938 *



Ixtlahuacán, Col. a 21 de abril de 1938.

Sr. Presidente de la República
General Lázaro Cárdenas.
México, D. F.

Sr. Presidente: los niños de éste pueblo le madamos un peso veinte centavos para ayudar a pagar la deuda petrolera y estamos muy alegres porque México ya va a ser dueño del petróleo. Le mandamos un retrato de nosotros. Cuando viene para acá para ir a encontrarlo al camión. Lo saludamos todos.
Por los niños de mi escuela
Aristeo Torres
(rúbrica)

Fotografía de la carta manuscrita enviada al General Cárdenas.*

Alumnos del primer año de Ixtlahuacán, Colima, que enviaron su aportación al fondo de reivindicación económica. 21.IV.38 (AGNM). *

* Boletín Desdeeldiez, 1988. Centro de Estudios de la Revolución Mexicana Lázaro Cárdenas, A. C. Jiquipan de Juárez, Michoacán, México.


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Efectos económicos y sociales de

la Expropiación Petrolera


Por Raúl Alvarez Garín


I.  Referencias Históricas. 

Un examen panorámico de las condiciones y los efectos de la Expropiación Petrolera de 1938 lleva inequívocamente a la conclusión de que fue en todos sentidos , un acto notable de reafirmación de la soberanía nacional, indispensable ante la soberbia de las compañías petroleras extranjeras (la Standard Oil of  New  Jersey y la Dutch Shell., la primera a través de la Huasteca Petroleum Company y la segunda a través de El Águila); un gesto de  un claro contenido nacionalista y antiimperialista y, además, como se percibió posteriormente, la medida económica más eficaz para impulsar el desarrollo independiente del país.
   El general Lázaro Cárdenas, Presidente de México durante el período 1934-1940, fue un esclarecido y consecuente revolucionario nacionalista que se formó política e ideológicamente como participante del movimiento armado de 1910-1917 y posteriormente, durante las luchas en que se vieron envueltas las diferentes fracciones de revolucionarios. 
   Lázaro Cárdenas conoció de cerca las actividades de las compañías petroleras en la zona de Tampico y las Huastecas, durante los años 1921 a 1924 en que  fungió como jefe militar en la región.  En estos lugares comprobó personalmente cómo las compañías hacían caso omiso de las leyes mexicanas, mantenían sus propios ordenamientos ajenos a las leyes nacionales e incluso, mantenían sus propios cuerpos de seguridad: las terribles guardias blancas responsables de innumerables atropellos y crímenes en las zonas de influencia de las compañías. 
   El régimen del general Lázaro Cárdenas se caracterizó por dar un impulso decisivo a las tareas planteadas durante la Revolución de 1910 a 1917 y que para los años treinta habían sido en gran parte olvidadas y desvirtuadas por la acción de camarillas político-militares corruptas e incompetentes.  De especial importancia fue la promoción y organización del reparto de tierras; la Reforma Agraria, que afectó 18, 352,275 hectáreas en beneficio de 1,020,594 de campesinos y que logró repartir más de 25, 324,568 hectáreas para crear 15 mil ejidos en beneficio de 1,442,895 jefes de familia campesinos.  Por otra parte se tomaron una serie de medidas de control sobre las industrias y bienes del país, necesarias para el impulso industrializador; tales como la nacionalización de los ferrocarriles en 1937, la creación de la Comisión Federal de Electricidad en 1938 para sustituir en cuanto fuera posible a las compañías extranjeras de electricidad y, después de un conflicto político muy agudo, la propia Expropiación Petrolera de 1938. 
Ignacio Aguirre, 1960. Taller de Gráfica Popular.
   En otros órdenes de la vida política y social, se dio un vigoroso impulso a los programas de educación popular al crearse varios centro escolares como el Instituto Politécnico Nacional, las Normales Rurales y los internados comedores estudiantiles para hijos de obreros, campesinos y soldados.  Las organizaciones de trabajadores de la ciudad y del campo fueron alentadas y protegidas y en el año 1936 se creó la hasta hoy poderosísima y subordinada al Estado, Confederación de Trabajadores de México, CTM. 
   En el terreno político lo más relevante fue un agudo enfrentamiento entre el presidente Cárdenas y Plutarco Elías Calles, el Jefe Máximo, ex presidente de México en los años 1924 a 1928, jefe militar importante en los años revolucionarios y amigo íntimo del embajador norteamericano Dwight Monrow. 
   Al mismo tiempo que se estructuraba desde 1928 el Partido Nacional Revolucionario que con el tiempo devendría en el actual Partido Revolucionario Institucional (PRI).  El partido único, diseñado para resolver “en familia” entre los propios “revolucionarios”, las disputas entre las facciones rivales, creó también el “Maximato”, la poderosa y corrupta camarilla que sometió a sus designios e indicaciones a los tres presidentes de México que actuaron durante los años 1929 a 1934 y que se conocen en la literatura política mexicana como los   Durante el sexenio de Lázaro Cárdenas se produjo una verdadera revolución política en contra del Jefe Máximo que fue invitado a abandonar el país en el año de 1935 y removidos del gobierno sus principales seguidores y personeros. 
   No menos importante fue la política internacional del general Cárdenas de abierta oposición a las fuerzas nazis y fascistas con una profunda claridad de las implicaciones imperialistas de estos movimientos políticos; con el apoyo decidido a los republicanos españoles en la Guerra de 1936-1939 y de oposición vigorosa a la anexión de Etiopía por Italia en el año de  1936.
    Todo lo que hemos esbozado brevemente pretende mostrar por qué el régimen cardenista se considera un punto de inflexión importante en la vida del México moderno.  En verdad, antes del régimen cardenista el país vivía un clima permanente de inestabilidad política, de división y de debilidad de las instituciones gubernamentales y, en cierta forma, los beneficios económicos y políticos directos para las amplias masas del pueblo apenas si existían.
   Después del régimen cardenista, las masas populares reconocían con facilidad la profunda labor transformadora que se había desarrollado en el terreno económico, político y social. En algunos sectores sociales, entre los maestros de primaria, principales impulsores de la Reforma Agraria y abanderados ideológicos del régimen en la lucha contra los caciques y los curas retardatarios; entre algunos sectores de campesinos y trabajadores donde fue especialmente decisiva la actividad cardenista, e incluso entre grandes sectores de intelectuales progresistas, se desarrolló ampliamente la idea de que la “Revolución Mexicana podría desarrollarse gradualmente hasta el socialismo” si se aplicaba sistemáticamente una política semejante a la del general Lázaro Cárdenas. 
   En este conjunto de acontecimientos, la Expropiación Petrolera de 1938 juega un papel ejemplar porque en este suceso se reflejaron varias de las características más importantes del proceso de construcción de las ideas de la Revolución Mexicana. 


II. La Expropiación Petrolera de 1938. 


Los trabajadores petroleros, desde el mismo año en que fue pormulgada la Constitución de 1917, habían tratado de organizar sindicatos para defender los derechos que como trabajadores tenían garantizados en el máximo ordenamiento legal del país: salario mínimo, jornada de trabajo de ocho horas, reconocimiento y atención de las enfermedades profesionales y los accidentes de trabajo, reconocimiento de los sindicatos, etc.  Los líderes principales y los obreros más decididos en sus reclamaciones eran sistemáticamente despedidos de las compañías en que laboraban y boletinados en listas negras para negarles trabajo en cualquier otra compañía petrolera.  Para el año de 1935, existían más de 30 organizaciones sindicales que pretendían unirse y presentar reclamaciones conjuntas a las compañías petroleras. 
   A principios de 1936, se organizó el Sindicato de Trabajadores Petroleros en la República Mexicana (STPRM) y presentó un pliego de peticiones conjuntas ante las compañías petroleras.  El conflicto se alargó por más de dos años y se presentó una huelga general a fines de mayo de 1937 que fue levantada para recurrir a un procedimiento legal llamado “conflicto de orden económico”.  Los organismos estatales y laborales nombraron una comisión para investigar la situación financiera de las empresas petroleras y decidir si podían o no satisfacer las demandas planteadas por el sindicato.  El dictamen fue favorable para los trabajadores además de que reveló una serie de detalles sobre los manejos de las compañías.  En algunas partes del dictamen del 3 de agosto de 1937 se decía: “…las principales empresas petroleras que operan en México nunca han estado vinculadas al país y sus intereses han sido siempre ajenos y en ocasiones hasta opuestos al interés nacional… han obtenido utilidades de la explotación del subsuelo positivamente cuantiosas…. La mayoría de ellas recuperaron el capital invertido hace más de un decenio… los salarios reales de la mayoría de los trabajadores petroleros son en la actualidad inferiores a lo que ganaban en 1934 por lo menos en un 22 a 16%... venden sus productos a un precio más elevado que el que registran en la contabilidad… venden los productos del petróleo mexicano en México más caro que en el extranjero (la gasolina 134%, la kerosina 341% y los lubricantes 350%)… los precios de los productos derivados del petróleo son de tal manera elevados que constituyen un obstáculo para el desarrollo económico de la nación…” 
   Además, se asentaba que la situación financiera de las compañías podría calificarse de “extraordinariamente bonancible” y, en consecuencia, podían acceder a las demandas del Sindicato Petrolero.  Las compañías petroleras recurrieron a la Suprema Corte de Justicia solicitando que se suspendiera un laudo de las Juntas de Conciliación que consideraban ilegal.  El 1° de marzo de 1938, la Suprema Corte confirmó el laudo de las Juntas de Conciliación.  Las compañías se declararon en rebeldía y el 18 de marzo el Presidente de la República, a las 7 de la noche, dio a conocer a todo el país el decreto de Expropiación de las compañías petroleras. 
Contribución del pueblo a la Expropiación Petrolera.18 de marzo de 1938. Elizabeth Catlett, 1960.
   La respuesta popular fue inmediata.  Los trabajadores petroleros ocuparon pacíficamente las instalaciones de las compañías expropiadas en todo el país y los trabajadores de todo México se volcaron en manifestaciones de apoyo al gobierno de la República.  Las empresas imperialistas respondieron organizando un boicot a la industria petrolera mexicana, promoviendo abiertamente la intervención militar de los  Estados Unidos y patrocinando generosamente un levantamiento armado.  Por su parte, el gobierno de Gran Bretaña hizo una serie de reclamaciones injustificadas y se suspendieron las relaciones diplomáticas entre los dos países a mediados de abril de ese mismo año. 
   Desde el punto de vista político y en una perspectiva histórica, la Expropiación Petrolera representa la consolidación y madurez de la burguesía para dirigir el país.  El proyecto burgués de desarrollo nacional, la idea de construir un país próspero, independiente y con justicia social, alcanza su expresión más tangible en la epopeya petrolera de 1938.  De aquí se nutrió la ideología del Nacionalismo Revolucionario y hasta la fecha se mantiene en algunos sectores importantes de trabajadores y de funcionarios gubernamentales en menor medida, que quisieran reencontrar los caminos del cardenismo para abordar los nuevos problemas nacionales. 


III. El Milagro Mexicano: El período 1940-1970. 


Las reformas económicas y políticas que se produjeron durante el régimen cardenista sirvieron de base para el desarrollo económico capitalista de México en los siguientes tres decenios. La época de 1940 a 1970 conocida como el “Milagro Mexicano”, se caracterizó por tasas sostenidas de incremento del Producto Interno Bruto (PIB), de 6.5% como promedio, superiores en 3 o 4 puntos al crecimiento de la población. 
   En los años de la II Guerra Mundial y también durante los de la Guerra de Corea, (1953) se facilitó el impulso a una política de “sustitución de importaciones” de bienes de consumo manufacturados perecederos facilitada por la escasez relativa producida por la guerra y apoyada en una franca política de protección comercial y con apoyos fiscales y de financiamiento abundantes, aunque esto en menor medida.  En estos años también se incrementó sustancialmente la demanda de productos agrícolas mexicanos de exportación que escaseaban en el mercado norteamericano.  Esto permitió financiar en un grado importante el esfuerzo industrializador, además de controlar parcialmente el proceso inflacionario y el gasto público, al que se recurrió ampliamente en esa época.
   Posteriormente y con algunos ajustes necesarios, producto del cambio de la economía de guerra a la nueva situación posbélica y con una nueva división internacional del trabajo, la economía mexicana se adaptó a las nuevas demandas del capitalismo mundial.  Se permitieron y alentaron masivamente las inversiones extranjeras directas y se hizo uso amplio del crédito extranjero, iniciándose así el camino del endeudamiento general y crónico del Estado mexicano, para promover una segunda etapa industrializadora (1956-1970).  Ésta se conoce como el “desarrollo estabilizador” que se caracterizó por la estabilidad cambiaria y la libre convertibilidad del peso, la estabilidad de los salarios y los precios y las relativamente altas tasas de ganancia en la industria protegida con su mercado cautivo. En estos años se dio impulso importante a la producción de los bienes de consumo durables, principalmente manufacturados por compañías trasnacionales establecidas en México.
  


1 9 5 81 9 7 0
Inversión extranjera directa1258 millones de dls.2822 millones dls.
Endeudamiento 898 millones de dls.7,466 millones  de dls.
Crédito total otorgado por el Sistema. Bancario 29000 millones de pesos137764 millones de pesos
Déficit balanza comercial financiado con capital externo 448 millones de DAS.1046 millones de DAS.
Cuadro 1  

   En este proceso acelerado de transformación económica jugó un papel importante la agricultura, que consiguió mantener una producción creciente de productos alimenticios a precios relativamente estables, con lo que se pudieron mantener bajos los salarios.  Además, la agricultura produjo suficientes materias primas para la industria nacional y productos de exportación para financiar parte de las importaciones necesarias en el proceso de industrialización. En una primera parte, el impulso a la agricultura se debió al incremento sustancial de nuevas tierras incorporadas al cultivo por acción directa del proceso de reparto agrario, pero después también por el incremento de nuevos distritos de riego que acaparados por neo latifundistas, a raíz de los cambios en la legislación agraria promovidos en el período presidencial de Miguel Alemán (1946-1952), aumentaron y estabilizaron la producción en numerosas regiones importantes. 
   Otro elemento central en el proceso de industrialización fue la estabilidad política del país, producto del sometimiento de las organizaciones de trabajadores  a la estructura del partido en el poder, logrado por su incorporación como “sectores del partido” durante la época cardenista, y por la posterior represión directa utilizada en cuanto se ponía en cuestión, así fuera mínimamente, el poder gubernamental. 
   En el proceso de desarrollo económico mexicano, el papel del Estado ha sido esencial, porque ya en la época del imperialismo, la burguesía local sólo puede avanzar si logra organizar la fuerza de toda  la nación, es decir, la fuerza de todo el pueblo y de las instituciones nacionales al servicio del propósito del desarrollo capitalista.  
   En el caso mexicano, el Estado a través de una amplia y variada experiencia ha logrado desarrollar e impulsar la actividad económica promoviendo una parte importante de las inversiones, no con propósitos competitivos con respecto al capital privado, sino por el contrario, interviniendo en los sectores de mayor riesgo donde son necesarias las mayores inversiones o en general en las obras de infraestructura, que preparan las condiciones para hacer redituables las inversiones particulares específicas.  Esto en lo que se refiere al Estado como inversionista directo. 
   Pero además, el proceso capitalista de México, tanto en la industria como en la agricultura, ha sido promovido y facilitado a través de una amplísima serie de medidas: con las  inversiones estatales en obras de infraestructura, caminos, obras de riego y urbanización; con el desarrollo de empresas estratégicas: ferrocarriles, electricidad, petróleo, fertilizantes, siderurgia, etc., que en muchas ocasiones, mediante precios y tarifas subsidiados, facilitaron el desarrollo de otras industrias a través de protecciones aduanales con exenciones fiscales, condiciones especiales de financiamiento, o asegurando los límites de la política salarial y ejerciendo control sobre los precios de los productos agrícolas, etc.
   El peso específico del sector público en la economía mexicana ha variado en diferentes momentos, pero puede señalarse que, sobre todo en época de crisis, es el motor que dinamiza toda la economía.  Por esta razón, el papel de las exportaciones petroleras, controladas por la empresa estatal Pemex, tiene un rol de primer orden en el reordenamiento de la economía nacional.
   En este sentido, el Estado mexicano ha jugado un papel de vanguardia esclarecida del conjunto de las diferentes fracciones burguesas, que aIisladamente sólo defiende sus particulares intereses.  En las diferentes coyunturas por las que se ha desarrollado la economía mexicana, la política estatal en general ha representado los intereses generales del desarrollo capitalista del país de una manera integralmente importante.

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Un funcionario con convicciones patrioticas 

ante dilemas  históricos.


Memorias testimoniales


Conferencia del Lic. Jesús Silva Herzog, en el Colegio Nacional en 1969.






Jesús Silva Herzog. Foto: Lola Alvarez Bravo
I. Rememoraciones de contexto.

El petróleo fluía hacia arriba hasta llegar a la superficie, de modo que era fácil recogerlo de las chapopoteras y lo usaban los indígenas como iluminante, lo usaban como medicina, como colorante y además, a manera de incienso en las ceremonias religiosas; los españoles utilizaban el petróleo para calafatear navíos.
   No podemos seguir adelante sin recordar a ustedes que el 4 de mayo de 1493, el Papa Alejandro VI expidió su celebérrima bula: “Nuevo Universo”, por medio de la cual donó, unos cuantos meses después del descubrimiento de América por Colón, a la Corona de España y de Portugal, las islas y tierra firme que hasta esa fecha hubieran descubierto y las islas o continentes que descubrieran en el futuro.
   Uno de manera obvia se pregunta: con apoyo en qué el Papa Alejandro VI daba donaciones, posiblemente generosísimas, puesto que cuando se expide la bula no habían sido descubiertas sino las islas de Las Antillas, había sido descubierta Santo Domingo, había sido descubierta la isla de Cuba; quizás alguna otra isla que en este momento escapa a mi memoria, no se había descubierto aún ninguna tierra firme, pero el Papa da a la Corona de estos dos reinos cristianos, todo lo habido hasta entonces y lo que hubiera en el futuro, y fijando, tomando un paralelo imaginario para lo que le debía tocar a España y lo que le debía tocar a Portugal.
   Bueno, pues la explicación es muy sencilla, se consideraba a fines del siglo XV, que nuestro planeta tierra era el centro del universo, todo lo demás, todas las estrellas habían sido puestas ahí para el goce estético de los habitantes de la Tierra; el sol giraba alrededor de la Tierra y la Tierra estaba inmóvil, eternamente inmóvil; el hombre había sido creado a semejanza de Dios, no Dios a semejanza del hombre.  En consecuencia, Dios había creado la tierra y le había creado las estrellas y le había dado el sol y tenía su representante, el representante de Dios era el Papa, en aquella ocasión, Alejandro VI.  De modo que siendo Dios el creador de todo lo existente y siendo el Papa su representante en la Tierra, el Papa con plena autoridad, de conformidad con estos puntos de vista, donó no a los pueblos, no a los reyes, sino a las coronas de Portugal y España, les donó, repitámoslo, las islas y tierras firmes descubiertas y aquellas que descubrieran en el futuro.
   Y precisamente por esa donación recibida por mandato del representante de Dios en nuestro mundo, los reyes de España y Portugal eran los dueños de los territorios conquistados, eran dueños del suelo que lo donaban a sus vasallos; Carlos V le regala a Hernán Cortés, para premiar sus brillantes y sangrientas hazañas, le regala 23 villas con 25 mil vasallos, el Marquesado de Oaxaca, todo el Valle de Toluca, el Valle de Jalapa, extensiones territoriales inmensas; y el rey de España da a los soldados de a caballo que realizaban la conquista, una caballería de tierra, y a los soldados de a pie, una peonía de tierra.  Pero se los daba, eran mercedes, eran donaciones graciosas del monarca que daba a sus súbditos terrenos para que se asentaran en los nuevos territorios.
   Y tratándose del subsuelo, el subsuelo pertenecía, lo mismo que el suelo, a la Corona, pero el rey daba en concesión el subsuelo para la explotación de los metales; en aquella época de manera especialísima los metales preciosos, el oro y la plata tan codiciados, el metal blanco y el metal amarillo.  Pero reclamaba su parte, ahí está el quinto del rey, de todo lo que se extrajese de la entraña de la tierra, la quinta parte, ahí estaba el oficial real para reclamarla, debía ser para el monarca, en reconocimiento de que el minero no era sino un concesionario y el dueño del subsuelo era la Corona española o la Corona de Portugal según el caso.
   En el año de 1787 se expidieron las Reales Ordenanzas de Minería para la Nueva España, en estas nuevas Ordenanzas de Minería para la Nueva España se incluye el petróleo, al que se le llama en la ley “bitúmenes o jugos de la tierra”, y el petróleo está sujeto a análoga legislación a los metales preciosos.  De modo que importa mucho esta observación. Durante la época colonial y décadas posteriores que vamos a señalar luego, se dividía la propiedad del suelo, de la parte subterránea, el rey podía dar una merced de terreno a un vasallo, pero lo que estaba debajo de esas superficie no era del vasallo, lo que estaba debajo era del rey, era la propiedad subterránea, para lo cual le exigía, como antes anotara, la quinta parte del producto bruto obtenido, y las Reales Ordenanzas de Minería afirman el criterio jurídico de la división de la propiedad del suelo, de la propiedad del subsuelo.  Y hay ejemplos de actos gubernamentales tanto de Maximiliano como del Presidente Juárez, en la década de 1860, en que apoyaban esos actos gubernamentales, esas resoluciones, en el concepto jurídico de la división de la propiedad del suelo de la del subsuelo; y esto no era una novedad histórica, esto existía desde tiempos lejanos.


II. Avatares de los derechos de propiedad sobre el suelo y el subsuelo.  

El niño Dios te escrituró un establo
y los veneros del petróleo el Diablo 

No es en realidad, sino hasta el Artículo 552 del Código Civil Francés, expedido no sé si en 1802 o 1803, pero dentro del primer lustro del siglo XIX, el famoso Código Napoleónico, no es sino entonces cuando se asimila en forma clara y precisa, la propiedad del suelo a la del subsuelo.  Ya empieza a predominar el criterio liberal, y a partir del Código Civil Francés que es copiado por numerosas legislaciones en países de América, con excepción de los Estados Unidos, pues ya empiezan a elaborarse principios jurídicos asimilando la propiedad del suelo a la del subsuelo. Ya el Dr. Mora, en la década de 1830 expresaba su inconformidad, porque Mora era un liberal de pura cepa, el Dr. José María Luis Mora ya no estaba conforme con que se dividiera la propiedad del suelo de la del subsuelo, decía que debía imitarse a Inglaterra, donde el propietario del suelo era dueño desde el cielo hasta el infierno.
   Bueno, por fin las ideas liberales se impusieron en forma tal que a la postre se expidió en México el Código de Minería.  El Código de Minería a que me refiero se expidió en 1884 y en este Código se asimiló por vez primera en la historia de México, la propiedad del suelo a la del subsuelo; de manera que de conformidad con el Código de Minería, el dueño del suelo era también dueño del subsuelo, y en el año de 1901 se expidió la primera Ley del Petróleo que colocó a los particulares en una situación privilegiada.  Voy a esbozar rápidamente los principios de la primera Ley del Petróleo del año antes citado: 1º) El propietario del suelo lo es también del subsuelo.  2º) Pueden hacerse exploraciones, y no sólo exploraciones sino explotaciones en terrenos nacionales.
   Vamos a ver: uno, el propietario del suelo es dueño del subsuelo, y él puede, si le da la gana, de conformidad con el criterio de la Ley de 1901, él puede perforar el suelo y obtener del suelo petróleo, y no necesita sino sujetarse a requisitos insignificantes, él es dueño del suelo y es dueño del subsuelo.  Ahora bien, la nación tiene terrenos, entonces puede explotarse el petróleo en terrenos nacionales mediante condiciones tales como estas: el que perforara en un terreno nacional se consideraría como socio del Estado; de las utilidades que obtuviera, el 7% sería para el gobierno federal y el 3% para los gobiernos de los estados.  El cuarto requisito que quiero mencionar es: que podían hacerse expropiaciones en terrenos petroleros, si por ejemplo una persona era dueño de un terreno donde existía la seguridad de que había petróleo y él no quería explotarlo, podía haber un denunciante que exigiera que ese terreno fuera expropiado porque allí había petróleo; y en último lugar se concedían franquicias especiales para todos aquellos que explotaran terrenos petrolíferos.
   Esta era la situación jurídica de México en la primera y parte de la segunda década del presente siglo, de manera que cuando viene la revolución existe una legislación que da al propietario del suelo la propiedad del subsuelo, legislación que había roto hacía pocos años, con la legislación tradicional española que separaba el derecho de propiedad del suelo de la propiedad subterránea.


III.La primera bonanza petrolera.


Ahora vamos a pasar, para ir completando nuestro cuadro de antecedentes del petróleo en México, vamos a dar unos cuantos datos respecto a exploraciones petroleras y a las primeras empresas petroleras establecidas en México.
   En el año de 1863, se perforó en México, en el estado de Tabasco, el primer pozo petrolero.  Es decir, apenas 4 años más tarde que el primero perforado en Pensylvania por Edwin Drake, pero no resultó comercialmente negocio;  también se hizo una perforación por esos años en Papantla, por un sujeto norteamericano, y en 1883 el gobernador de Tabasco, Sarlat Nova, formó una compañía petrolera con un millón de pesos y obtuvo petróleo de magnífica calidad; pero precisamente cuando brotó el petróleo del primer pozo de la compañía fundada por Sarlat Nova, por exceso de producción en relación con la demanda, el precio se vino abajo al grado de que durante cierto tiempo el barril de petróleo valía 10 centavos, 10 centavos de dólar o 10 centavos mexicanos, en 1883 era igual el valor del peso mexicano al valor del dólar, en ocasiones, si era en oro, con pequeñas diferencias entre uno y otro.
   Bueno, pues entonces la compañía de Sarlat Nova fracasó estruendosamente; luego vinieron dos compañías inglesas, la primera se denominaba London Oil Corporation, y la segunda, London Oil Trust.  Hicieron exploraciones en Veracruz y en Oaxaca, a fines del siglo XIX y perdieron cientos de miles de libras porque no encontraron petróleo útil comercialmente; y al finalizar el siglo pretérito, hubo ya una ola de pesimismo respecto a las posibilidades petroleras de México, eminentes geólogos extranjeros y mexicanos aseguraron que aquí no había petróleo.  Sin embargo, seguían buscando petróleo dos extranjeros: Weetman Pearson (inglés) y Eduardo L. Doheny (norteamericano).
   Se cuenta que Doheny se había desanimado de encontrar petróleo y había gastado su capital, no le quedaba mas que una casa que poseía en Los Ángeles California, y el Ing. Ezequiel Ordóñez, el único geólogo mexicano optimista, que decía: “sí, en México hay petróleo –le dijo a Doheny-, si usted perfora en este lugar que yo le señalo, en el Estado de Tamaulipas, usted va a encontrar petróleo”.  Entusiasmado Doheny fue a Estados Unidos, vendió su casa, vino con sus 20 mil dólares, perforó y se descubrió nada menos que la Faja de Oro, la Faja de Oro ha sido el terreno petrolero más rico del mundo.
Refinería "El Águila". Tampico, 1917.

La producción de petróleo en México comenzó en el año de 1901, en 1901 se produjeron 10 mil barriles, pero en 1911 se produjeron 12 millones 553 mil barriles.  Ante esa perspectiva de aumento de la producción del petróleo, se dio una concesión a Pearson and Son; después la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila, recibió una concesión para explorar y explotar terrenos petrolíferos en terrenos nacionales. Recuerden ustedes que con la condición de que el gobierno federal recibiría el 7% y los gobiernos locales el 3%, como el gobierno mexicano en este caso de explotación de terrenos nacionales era socio, se acordó eximir a Pearson and Son de toda clase de impuestos.  Claro, eran socios, sólo pagaría un impuesto: el impuesto del timbre sobre compra-ventas, pero quedaban exceptuados los petroleros Pearson and Son, de pagar impuestos de importación de maquinaria, de importación de herramientas y quedaban exentos también de pagar un impuesto de producción por el petróleo que obtuvieran.
   Esas eran las bases del contrato, pero en la sesión de la Cámara de Diputados en que se puso a la consideración del cuerpo legislativo la aprobación del contrato, el secretario de la Cámara de Diputados, uno de los secretarios que parece que era pariente del general Díaz, le decían “El Chato Díaz”, ése, había hecho de acuerdo con la compañía, una pequeña enmienda, había adicionado una cláusula que leyó en voz baja, y que decía: “en el caso de que Pearson and Son explore y explote terrenos no nacionales, no tendrá necesidad de pagar el 7 y 3% de utilidades al gobierno federal y a los gobiernos de los estados”.  Pero no decía en esa cláusula que en ese caso, sí se cobrarían otros impuestos; Pearson and Son, después El Águila, perforó en terrenos particulares de que se adueñaba por diferentes medios, lícitos o ilícitos, y quedó en esta situación de no pagar un solo centavo al gobierno federal, de acuerdo con su contrato, derivado de sus utilidades, y quedó según el criterio que sostuvo hasta el año de 1935, exceptuado de todo pago de impuesto. 
Francisco Mora, 1938-1948. Taller de Gráfica Popular.
   En 1908 se dio la concesión a la Huasteca Petroleum Company, que después pasó a ser una empresa de la Standard Oil Company de New Jersey, esto ocurrió en el año de 1922, la Huasteca Petroleum Company, se comprometió a establecer un oleoducto desde la zona petrolera de Veracruz y Tamaulipas, hasta la ciudad de México, para surtir a México del precioso combustible; pero jamás la Huasteca cumplió con lo estipulado en el contrato, y en 1918 se le canceló, estaba en condiciones análogas a la compañía mexicana de petróleo El Águila.
  En 1908 hubo un incendio tremendo en el pozo “Dos Bocas”.  La falta de técnica de los empresarios petroleros que no habían conocido pozos de la potencia enorme de los pozos mexicanos, provocó ese tremendo incendio; cuentan que se elevó el petróleo hecho llamas a 300 metros de altura, fue imposible apagarlo, fueron los del batallón de zapadores de la ciudad de México al lugar del desastre y no pudieron hacer nada, se apagó el petróleo cuando se acabó el pozo “Dos Bocas” y ahí se perdieron –según cálculos-, por falta de técnica de las compañías, alrededor de 50 millones [de barriles].  El incendio del pozo “Dos Bocas” dio idea clara de la riqueza de los campos petrolíferos de México, y vamos enseguida a dar unos cuantos datos acerca de la producción del petróleo hasta 1937.
   Entonces decíamos que en 1911 se produjeron 12 millones 500 mil barriles; en 1916 se produjeron 40 millones de barriles; y en 1921 llegamos a la mayor producción que ha tenido nuestro país, a 193 millones de barriles.  A partir de 1921 desciende considerablemente la producción petrolera, a tal grado que de los 193 millones de barriles en 1921, 11 años después,  en 1932, apenas produjo el país 32 millones de barriles y en 1937, último año en que trabajaron las compañías petroleras, ya en condiciones un poco anormales, llegaron a producir 47 millones de barriles.
   Ahora bien, en estos datos interesantes, de 1901 a 1937, México produjo 1866 millones de barriles de petróleo, una enorme riqueza extraída del subsuelo de México y que no fue bastante para que siquiera tuviera agua potable abundantemente la ciudad de Tampico, y es que en México es donde han existido los gushers más famosos, más abundosos del mundo; daré unos cuantos datos.  El pozo “Potrero del Llano” en 28 años produjo 117 millones de barriles; “Cerro Azul” en 21 años de producción, 89 millones de barriles; “Juan Casiano” en 9 años, sólo en 9 años, 75 millones de barriles.



IV. Los intereses privados generaban la violencia. 



Claro que este incremento de la producción no se hacía apaciblemente, había una lucha constante en la zona petrolera, una lucha por el petróleo, por eso López Velarde escribió estos dos pequeños versos en su hermoso poema La Suave Patria: “el niño Dios te escrituró un establo y los veneros de petróleo el diablo”.  Y efectivamente hubo una ‘pasión’ terrible por obtener petróleo, hubo una lucha de compañías contra compañías, compañías inglesas contra compañías norteamericanas, compañías norteamericanas contra compañías norteamericanas; en ocasiones, una lucha de subsidiarias de una misma gran empresa, lucha para obtener los mejores terrenos petroleros, lucha de las compañías contra el gobierno de México, de las compañías contra el pueblo de México, un hervidero de pasiones; la historia del petróleo mexicano está llena de relatos sombríos, de chicanas, de incendio de juzgados, de asesinatos; muchas veces cuando un propietario se negaba a venderle sus terrenos a una compañía o aceptar que explorara y explotara petróleo, era asesinado, era quitado de en medio.  Hay numerosos documentos, hay incendios de juzgados para hacer desaparecer huellas de crímenes tremendos.
   A los dueños de terrenos generalmente se les pagaba una bicoca, por ejemplo en el terreno donde estuvo el pozo “Cerro Azul” que produjo 75 millones de barriles de petróleo, se le pagó al propietario por toda la explotación, 200 mil pesos; al dueño de los terrenos de “Juan Casiano”, que produjo 75 millones de barriles, se le abonaron mil pesos anuales de regalías; y al propietario de un lote en Chinampa, que produjo más de 70 millones de barriles, recibió durante el tiempo de la explotación la suma de 150 pesos de regalías por año.
   Véase pues, cómo las inversiones extranjeras es lo que más deben “desear” los pueblos subdesarrollados.  Pero hace un instante hablaba yo de la lucha de las compañías contra el pueblo, contra el gobierno de México; es un hecho histórico perfectamente conocido, que en el mes de noviembre de 1914 cuando el país se hallaba convulsionado, se levantó en armas pagado por las compañías petroleras, el aventurero Manuel Peláez, y Manuel Peláez estuvo levantado en armas en la zona petrolera con mercenarios pagados por las empresas, para sustraer a la obediencia del gobierno federal todas las zonas que podían sustraerle, hasta mayo de 1920; este cargo de filibusterismo no pueden negarlo las compañías petroleras.  Cuando las compañías petroleras pusieron el grito en el cielo, fue cuando se publicó la Constitución de 1917.

 

El petróleo es propiedad de la Nación



Como ustedes saben, la Constitución de 1917, declaró: que toda la riqueza subterránea del país, existente en nuestro territorio, pertenecía a la nación, y que esa riqueza subterránea entre otros productos minerales, el petróleo, pertenecía a la nación y esta propiedad era y es inalienable e imprescriptible.  El legislador del año de 1917, movido por un profundo espíritu nacionalista, en cierta medida, pero perfeccionando todo, volvió a la legislación tradicional española y de otros países del mundo.
   Vino la lucha tremenda de las compañías contra el gobierno de México, la propaganda en los grandes diarios norteamericanos, en los grandes rotativos del mundo, porque consideraban atentatoria esa Constitución que no reconocía los derechos adquiridos, reconocidos por todos los países civilizados. Y el embajador Joseph Daniela, embajador de los Estados Unidos en México, cuenta, y él lo sabe bien, y eso lo sabe bien porque él fue Ministro de la Guerra de los Estados Unidos en el gobierno de Wilson, él cuenta en su libro Diplomático en mangas de camisa, que los petroleros le pidieron a Wilson al entrar los Estados Unidos a la guerra, a la primera guerra europea, que las tropas norteamericanas ocuparan la zona petrolera de México, a lo cual se negó el profesor de Princeton; y siguió la lucha, pero se apaciguó durante el gobierno del general Obregón y se quedó la Constitución, pero sin reglamentar el artículo 27, y no pasó nada, hasta fines de 1925, durante el gobierno del general Calles en que se expidió la Ley del Petróleo.  Eso produjo una tensión tremenda de las relaciones entre México y los Estados Unidos.


V. Planes de guerra e intervención del Estado Norteamericano.   


Kellog, Jefe del Departamento de Estado Americano dijo en alguna ocasión que México estaba en el banquillo de los acusados.  ¿Por qué estaba México ante las naciones en el banquillo de los acusados?  Porque había expedido una Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional, en cuanto a la cuestión del petróleo; y no sólo eso, durante el gobierno del general Calles (fines de 1927, comienzos de 1928), el gobierno de Calles descubrió –esto ha sido declarado oficialmente-, descubrió por medio de una deslealtad de una empleada de la embajada de los Estados Unidos, unos documentos que probaban en forma irrefutable, todo un complot de las compañías petroleras con el contubernio digamos de Kellog, Jefe del Departamento de Estado de Sheffield, embajador de los Estados Unidos en México.  El general Calles hizo sacar copias fotostáticas de todos esos documentos que según ellos la reglamentación del petróleo que se juzgaba atentatoria para los intereses norteamericanos en México, los Estados Unidos declararían la guerra a México.
   Pues esos documentos en que todo estaba planeado para declararnos la guerra, fueron fotografiados y fueron enviados a todas las misiones diplomáticas de México en el extranjero; una vez hecho eso, el general Calles con una carta privada al Presidente Coolidge, le manifestó lo que había ocurrido, le mandó los documentos originales de que el gobierno de México se había apoderado, y le dijo que todas nuestras misiones diplomáticas tenían esos documentos y que el primer soldado norteamericano que pisara el territorio nacional, el primer jirón de territorio de la nación, esos documentos serían publicados en todos los países del mundo, para que se conociera la infamia que se preparaba en contra de nuestro país.
   Coolidge desbarató el complot, fue retirado Sheffield y vino como embajador, en una actitud amistosa, sin descuidar los intereses norteamericanos, el embajador Morrow, que en un desayuno con el general Calles en Santa Bárbara arregló el grave problema petrolero, simplemente reconociendo los derechos confirmatorios por medio de una sentencia de la Suprema Corte de Justicia; y por el momento estuvimos en paz varios años, hasta 1935 en que se retiró la concesión de El Águila y se le obligó a reconocer el pago de impuestos de producción y de exportación como algo legítimo, esto se logró gracias a la energía del Secretario de Hacienda, Narciso Bassols, el asunto es este, vale la pena explicarlo.  
   El Águila, desde que el Lic. Luis Cabrera estableció un impuesto de producción al petróleo en el año de 1918, e inconforme con ese impuesto basado en su concesión de que hablamos al principio, El Águila pagaba una suma inferior al impuesto causado, con una nota que decía: “bajo protesta, en calidad de depósito y a cuenta de impuestos futuros”.  Y así se quedó la situación hasta 1935.  En consecuencia El Águila estaba depositando dinero con la idea de que en un momento dado, en una coyuntura propicia, reclamar que le dieran ese dinero que depositaba en la Tesorería de la Federación.  Conociendo este asunto, el Lic. Narciso Bassols, Secretario de Hacienda con quien yo desempeñaba entonces la tarea de Director General de Ingresos, hizo lo que se llama en la jerga familiar nuestra “una hombrada”, dio instrucciones para que no se permitiera que saliera ningún barco petrolero de El Águila de ningún puerto mexicano, pero lo hizo cuando había varios barcos en Minatitlán y en Tuxpan y en Tampico.  Pues que no pueden salir los barcos, pues ahí vienen los apoderados a reclamar y entonces Bassols les dijo: “no dejo salir un solo barco cargado de petróleo mientras no me liquiden tantos millones de pesos que me deben por los impuestos no pagados, porque nunca pagaban ustedes todo lo que debían pagar, y mientras ustedes no renuncien a esa clausulita de: ‘en calidad de depósito y a cuenta de impuestos futuros’, y además les voy a cancelar la concesión”.  Pues doblaron las manos los señorones de El Águila, y se les canceló el contrato, y bueno, hasta ese momento no pasó nada, El Águila se sometió; era, decíamos, los primeros meses de 1935, ya no estaba lejos el 18 de marzo de 1938.


VI. El papel de los trabajadores  


En 1935 existían tantos sindicatos como empresas petroleras, de suerte que los salarios y las prestaciones eran diferentes en cada una de las dichas empresas.  Después de vencer dificultades sin cuento, lograron los dirigentes de los petroleros organizar el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, esto ocurrió en el año de 1936, inmediatamente pidieron a las empresas la firma de un contrato colectivo de trabajo de acuerdo con la ley; las empresas tuvieron que aceptar y comenzaron las discusiones entre representantes de los trabajadores y representantes de las empresas.  Así fueron pasando los meses del año de 1936 como antes dije, sin que pudieran ponerse de acuerdo las partes en conflicto.  En el mes de noviembre estuvieron a punto de romperse las pláticas; el gobierno propuso que continuaran las conversaciones haciéndola de amigable componedor, gracias a esto las pláticas continuaron en el resto del año de 1936 y durante 1937 hasta el mes de mayo.
   Sin embargo, no se adelantó un solo paso, se veía que las compañías petroleras no tenían interés en ponerse de acuerdo con sus trabajadores.  En consecuencia, a fines de mayo de 1937 se declaró una huelga general en toda la industria; la situación rápidamente se tornó grave, porque comenzó a escasear la gasolina, el diesel oil, el petróleo destinado a los ferrocarriles.  Recuerdo que la ciudad de México, unos 8 días después de iniciada la huelga, comenzó a verse solitaria de automóviles, éstos tuvieron que quedarse en sus garajes y lo mismo comenzó a acontecer tratándose de las máquinas destinadas a la agricultura.
Álvarez Amaya, Jesus s/f. Taller de Gráfica Popular
   Ante esta situación, el general Cárdenas llamó a los trabajadores y les pidió, en vista de la gravedad de la situación que se presentaba y que cada día se agravaba más y más, les pidió el general Cárdenas que cambiaran de táctica, que volvieran al trabajo y plantearan ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, un conflicto de orden económico.  ¿Qué cosa es un conflicto de orden económico?  Según la ley del trabajo, si los obreros por una parte, y la empresa por otra, no se ponen de acuerdo alegando –supongamos en este caso la empresa-, que no tenía condiciones financieras para mejorar salarios y prestaciones de los trabajadores, en este caso la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje nombra tres peritos a quienes les encomienda la tarea de presentar en un plazo de 30 días, un informe sobre las condiciones generales de la compañía o de la industria de que se trate.
   

La radiografía del conflicto: el dictámen de los peritos.



Bien, al mismo tiempo los peritos deben presentar ante el tribunal del trabajo citado, un dictamen dando su parecer de cómo resolver el conflicto.  La Junta Federal nombró tres peritos: al señor Efraín Buenrostro, Subsecretario de Hacienda; al Ing. Mariano Moctezuma, Subsecretario de Economía; y a Jesús Silva Herzog, -quien en aquella ocasión desempeñaba el cargo de Consejero del Secretario de Hacienda, Lic. Don Eduardo Suárez-.  Inmediatamente que los peritos fuimos notificados de el acuerdo de la Junta Federal, celebramos una reunión en la cual se nombró Presidente al señor Buenrostro, Vocal al Ing. Moctezuma y Secretario a mí.  Yo desde luego me puse a trabajar intensamente, organicé en 48 horas una oficina con un personal de alrededor de 80 gentes: contadores, economistas, ingenieros petroleros, personas versadas en cuestiones de seguridad social y por supuesto el personal administrativo necesario.  Se trabajó intensamente durante ese mes, desde las 8 de la mañana en ocasiones, hasta la 1 de la mañana; fue una tarea muy ardua, pero todos estábamos poseídos del deseo de cumplir con nuestros deberes.
   Yo dirigí el informe y redacté el dictamen.  El informe consistió en 2 mil 500 cuartillas escritas en máquina a doble espacio, en ese informe se hizo un análisis completo de la industria petrolera; el dictamen contenía 80 páginas a renglón cerrado, en el dictamen se establecieron 40 conclusiones, estas 40 conclusiones resultaron una tremenda requisitoria contra las compañías petroleras; entre los diferentes artículos de la tal requisitoria, voy a mencionar unos cuantos.  Se decía por ejemplo que en los 37 años de explotación del petróleo, las compañías no habían realizado una sola obra de beneficio social; se decía que las compañías adulteraban sus contabilidades, principalmente la compañía mexicana de petróleo El Águila, la más poderosa de todas las empresas que extraían el petróleo del suelo mexicano, hacían maniobras contables con el objeto de reducir sus utilidades y pagar menores impuestos al gobierno federal; se decía también que habían obtenido en los tres últimos años (1934, 1935, 1936), utilidades estimadas en 55 millones de pesos anualmente; y por último, se afirmó en la cláusula final del dictamen, que las compañías sin perjuicio de sus condiciones financieras podían pagar a los trabajadores en salarios y prestaciones, una cantidad un poco por encima de 26 millones de pesos sobre los salarios y prestaciones del año de 1936.
   El 3 de agosto de 1937, los peritos nos presentamos ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje con nuestro informe en tres gruesos volúmenes y con el dictamen a que antes hice referencia.  La Junta Federal, como lo señala la ley, puso a disposición de trabajadores y compañías, los documentos presentados por los peritos para que pudieran hacer objeciones.  Los trabajadores presentaron unas cuantas objeciones sin importancia, la empresa pidió plazo para dar sus puntos de vista; la Junta Federal fue muy condescendiente y les fue dando plazos y nuevos plazos hasta que hubo un momento en que tuvo que exigirles que presentaran todas las objeciones, todas las observaciones que ellos consideraran pertinentes.

   El 18 de diciembre de 1937, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje publicó su laudo, en ese laudo la Junta Federal aceptó las opiniones del peritaje, fundamentalmente aceptó que las compañías podían elevar salarios y prestaciones en la citadas suma de algo más de 26 millones de pesos al año.  Las compañías, cuando conocieron el informe de los peritos, -retrocedamos un poco- pusieron, como se dice en la jerga familiar “el grito en el cielo”; dijeron que los peritos no decíamos la verdad, dijeron que cometíamos exageraciones y publicaron en los diarios de la ciudad de México y en diarios de otras partes del mundo, grandes ataques contra los peritos.  Se publica el laudo de la Junta Federal, entonces las compañías elevaron la puntería e iniciaron nueva campaña, ya contra el grupo número 7 de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje que era el que había tenido en sus manos el conflicto petrolero.
   Ante esa situación, las compañías pidieron amparo a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la Corte comenzó a estudiar el asunto, tomó todos los informes que consideró pertinentes y el 1º de marzo de 1938 la Suprema Corte de Justicia de la Nación pronunció su sentencia aceptando el laudo de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje.  Desde ese momento las compañías que habían dicho en sus ataques a los peritos, que no tenían capacidad económica para hacer ese incremento en sus egresos de algo más de 26 millones de pesos, que habían repetido lo mismo al conocer el laudo de la Junta  Federal, al conocer la sentencia de la Suprema Corte volvieron a repetir lo mismo, afirmaron categóricamente que no podían acatar la sentencia del Supremo Tribunal de Justicia de la República.
   El gobierno federal me pidió que fuera a informar al embajador Castillo Nájera, embajador nuestro en Washington, sobre la situación que existía.  El 2 de marzo yo estaba en Washington conversando con el embajador, le di un informe completo de la situación; el embajador me preguntó:

-Bueno Silva Herzog, ¿y qué cree usted que va a pasar?
Yo le dije:
-Una intervención temporal
-Ah, eso yo lo arreglo, -contestó.
-O la expropiación, -agregué yo.
-¡Ah!, -dijo.  Soltó una palabrota de esas muy nuestras.  –Si hay expropiación, hay cañonazos.
Así veía la cosa nuestro embajador en Washington.
     

VII. Ante la rebeldía de las compañías, se hace necesaria la Expropiación


Pasaron los días de marzo en una tremenda tensión, las compañías continuaban en su actitud  de rebeldía y un alto funcionario de la Standard Oil Company de New Jersey dijo que el próximo paso lo diera el gobierno de México, que las empresas petroleras ya no tenían nada qué decir.  Sin embargo, el general Cárdenas trató de celebrar conversaciones con los representantes de las empresas, celebró una o dos conversaciones, en la última de ellas, las compañías dijeron que podrían aumentar salarios y prestaciones en 24 millones de pesos; la diferencia ya era insignificante.  Y uno se pregunta: ¿qué iba a hacer el general Cárdenas?, ¿qué iba a hacer el gobierno federal ante la rebeldía de unas compañías extranjeras que manifiestamente dijeron que no acataban el fallo de la autoridad más alta del país en el ramo judicial?
   El general Cárdenas tuvo una junta de gabinete, planteó en ella la gravedad de la situación, no era posible que el gobierno se cruzara de brazos, hubiera sentado un precedente fatal para la nación.  En la junta de gabinete hubo unos secretarios de estado que estuvieron de acuerdo con la expropiación, otros no estuvieron de acuerdo; pasado el tiempo ‘todos llegaron a decir que estuvieron todos de acuerdo’.  Por fin, el 18 de marzo a las 7 de la noche, el general Cárdenas, frente al micrófono, anunció la expropiación de los bienes de las empresas petroleras, y se cuenta que ya cuando iba a iniciar su discurso a la nación, llegó agitado un enviado de las compañías diciendo que estaba bien, que pagarían los 26 millones de pesos.  Ya era demasiado tarde.
  
Y los técnicos mexicanos heróicamente sacaron adelante la industria.



El acto expropiatorio causó una impresión tremenda en el país y en todo el mundo, era un acto temerario que un país mediano le lanzara el guante a las poderosísimas empresas explotadoras de petróleo.  Inmediatamente después de la expropiación, los técnicos de las compañías abandonaron su trabajo, y debo informar que todos los técnicos de significación de mediano y alto nivel, eran extranjeros.  Pues bien, como antes dije, abandonaron sus funciones, se presentó inmediatamente al país el problema de qué hacer para sustituir a estos técnicos y que no faltara el petróleo y sus derivados en la nación.  ¿Qué fue lo que se hizo?  Algo increíble, sin precedente, improvisamos los técnicos, y yo he dicho en más de una ocasión que a los tenientes los hicimos coroneles, a los capitanes los hicimos generales de división, y hay un caso interesante que vale la pena relatar.
O'Higgins, Pablo. s/f. Taller de Gráfica Popular.
   Un señor de nombre Federico Aznar, que era chofer repartidor de petróleo, fue designado superintendente de la refinería de Azcapotzalco, porque era el líder de los trabajadores de esa sección, y Federico Aznar dio la talla como superintendente, y los tenientes ascendidos a coroneles y los capitanes ascendidos a generales de división, cumplieron con su deber.
   Hay algo más que debo referir, las compañías ya en el mes de febrero de 1938 comenzaron a decir que México tenía que devaluar su moneda, provocando una gran alarma y el saqueo de la reserva monetaria constituida.  Los carros-tanque alquilados a empresas norteamericanas, hicieron que cruzaran la frontera, tuvieron cuidado –temerosos de lo que podía acontecerles-, de que no hubiera un solo barco en puerto mexicano, y extrajeron de los bancos su dinero; de manera que el 18 de marzo, el 19 de marzo, el 20 de marzo, la situación era muy seria.  Pero ¿qué fue lo que pasó?  Pues lo que pasó fue que los trabajadores petroleros, ‘poseídos de auténtico y fervoroso patriotismo’, trabajaron con singular eficiencia, y los ferrocarrileros que movieron los carros-tanque con gran celeridad para diferentes lugares del país, prestaron notable servicio.  El resultado fue este: que no faltó gasolina, gas o petróleo, en ninguna parte de la nación, y que la industria se fue comenzando a reajustar dentro de las nuevas condiciones; el problema interno estaba siendo resuelto, con tropiezos, con dificultades, pero íbamos caminando.


VIII. La agresivas reacciones internacionales.      

Pero el problema más grave fue el problema exterior, porque las compañías petroleras iniciaron una campaña feroz en contra de México, empezaron a llenarnos de injurias, en los periódicos de todo el mundo publicaban noticias, la Royal Dutch Shell, la Standard Oil Company, el petrolero norteamericano Sinclair, algunas compañías pequeñas, publicaban informes muy desfavorables a nuestro país, y decían que México era un país de bandidos, un país de ladrones, que ese petróleo que estábamos explotando era un petróleo robado, e hicieron un boicot tremendo para que nadie nos comprara petróleo, para que nadie nos vendiera refacciones.  ¿Y qué fue lo que pasó?  Lo que pasó fue que andando las semanas comenzamos a vender petróleo al exterior, aprovechando por supuesto las contradicciones de la sociedad capitalista y el hecho de que el capitalismo no es una balsa, no es un barquichuelo que camina siempre por aguas apacibles, hay competencia entre unos y otros dentro de ese régimen, de esa estructura económica, hay lucha entre industriales contra industriales, comerciantes contra comerciantes, etc.
   Bueno, pues bien, comenzamos a vender petróleo a una compañía de Houston, a una compañía refinadora de petróleo que se llamaba Eastern State Petroleum Company, nos comenzó a comprar una cantidad de cierta importancia.  Luego se presentó aquí uno de esos aventureros de alta categoría e inició negociaciones para que le vendiéramos petróleo a Italia y a Alemania, y al poco tiempo comenzamos a venderle petróleo a Alemania y a Italia, y a venderle petróleo a otra compañía de los Estados Unidos con matriz en Nueva Cork y que era una compañía inventada por la Cities Service Company, una de las compañías más poderosas de los Estados Unidos que necesitaba nuestro petróleo de Pánuco.  De esta suerte fuimos venciendo dificultades. 
   También vendimos una cantidad pequeña de petróleo al Japón; las democracias no quisieron comprarnos petróleo, Francia se negó a hacerlo por presión de Inglaterra; no era posible que las dificultades terminaran, no obstante que comenzamos a vender petróleo; además, vino la Segunda Guerra Mundial, que fue declarada como todo el mundo sabe, el 1º de septiembre de 1939, y al poco tiempo ya no fue posible venderle petróleo ni a Alemania, ni a Italia, ni al Japón.  Volvió a crearse una situación difícil, pero el país iba caminando con su petróleo; el problema del pago de lo expropiado estuvo siempre en el tapete de la discusión, el gobierno de Roosevelt aceptó como acto legítimo de México la expropiación de los bienes de las empresas petroleras, pero exigiendo a través de su departamento de estado que México pagara pronto y en forma equitativa y justa.
   Hubo algunas negociaciones sin éxito en el año de 1939, pero recuerdo que en enero de 1940 tuvimos una conversación en la embajada de México en Washington, el Lic. Eduardo Suárez, Secretario de Hacienda entonces, el embajador Castillo Nájera y yo, con un representante de Sinclair, de la Consolidated Oil Corporation; los bienes de Sinclair en México representaban el tercer lugar en importancia: primero El Águila, después la Huasteca, a continuación Sinclair.  Tuvimos una plática con un representante de Sinclair que fue el líder entonces famoso de apellido Lewis, y en esa ocasión se habló de la posibilidad de entrar en negociaciones con el dicho personaje.
   A fines de marzo de 1940 se me ordenó que fuera a Washington a asesorar al embajador Castillo Nájera para el arreglo con Sinclair; las negociaciones comenzaron el 1º de abril de 1940, en secreto; el representante de Sinclair fue el coronel Hurley, un hombre muy importante en los círculos políticos y administrativos de Washington, pues había sido Secretario de Guerra en el gobierno de Hoover; y empezamos a trabajar, el 4 de abril los Estados Unidos enviaron al gobierno de México una nota muy poco diplomática, bastante fuerte, diciendo que México no había pagado las indemnizaciones agrarias, que México no quería pagar ni podía pagar.  Pero de todos modos siguieron las negociaciones, que terminaron en el mes de abril antes citado.
   Al terminar las conversaciones quedamos en que México pagaría a Sinclair, la cantidad de 8 millones 500 mil dólares en petróleo y en 5 años.  Yo redacté el más importante de los documentos, en la última cláusula se decía fundamentalmente que México expropiaba los bienes de la Consolidated Oil Corporation, en uso de su soberanía, esta cláusula incuestionablemente tenía singular importancia por el precedente que establecía. 
   Recuerdo un domingo en que en la biblioteca de la embajada de México en Washington conversé, discutí con Hurley la situación; Hurley me dijo que había hablado con Sinclair y que no estaba dispuesto a aceptar la cláusula de la expropiación, que proponía que se dijese que México pagaba 8 millones 500 mil dólares a la Consolidated Oil Corporation por compra que de sus propiedades en México hacía nuestro gobierno; agregó Hurley que Sinclair estaba decidido a sostener este punto de vista y que no cambiaría.  Bajé a conversar con el embajador sobre el asunto, le informé de cuál era la actitud de Hurley y Sinclair, después agregué: “señor embajador, hemos trabajado intensamente durante casi un mes, si no se acepta la cláusula de la expropiación, fracasamos”.  El embajador estuvo de acuerdo conmigo, subí a comunicárselo a Hurley, quien se mostró contrariadísimo, muy desazonado.  Sin embargo me dijo: “voy en estos momentos a Nueva Cork, a ver si puedo convencer a Sinclair”.  A las 11 de la noche Hurley me habló a mi hotel diciéndome que Sinclair aceptaba.  Esta fue una importantísima victoria para México.
  

IX. Las últimas indemnizaciones


Dos años más tarde se celebraron negociaciones entre el gobierno de México y el gobierno de los Estados Unidos para resolver el asunto del resto de las empresas norteamericanas, se llegó a la conclusión de que México pagaría a estas empresas, entre las cuales estaba la Huasteca Petroleum Company, subsidiaria de la Standard Oil Company de New Jersey, la suma de 25 millones, 500 mil dólares.  Pero quedaba pendiente El Águila, la empresa inglesa subsidiaria de la Royal Dutch Shell, de la que se decía entonces que la mayoría de sus acciones estaban en poder de la Corona británica.  El Águila se mostró renuente a negociar con el gobierno de México durante varios años.  En 1946 hizo proposiciones que no fueron aceptadas porque resultaban demasiado onerosas para el país.  Al fin, el 29 de agosto de 1947 se consumó el arreglo con la compañía aludida, se convino en pagarle 81 millones 250 mil dólares por sus bienes, 25 millones 594 mil dólares por intereses insolutos, y además, 23 millones 496 mil dólares por intereses caídos de el 17 de septiembre de 1948 en que se había el primer abono, hasta el 17 de septiembre de 1962 en que se haría el último.
Celia Calderón, 1960. Taller de Gráfica Popular.
   Incuestionablemente, al reconocerle a El Águila 81 millones y algo más de dólares por sus bienes, se fue demasiado alto, no valía esa cantidad los bienes de la tal empresa.  Pero no es eso todo, el aceptar que se le pagaran algo más de 25 millones de dólares por intereses del 18 de marzo de 1938 al 17 de septiembre de 1948, es decir, durante los 11 años, equivalió a reconocer que la culpa de no haber llegado a un arreglo con anterioridad correspondía al gobierno de México, y no como era la verdad, que correspondía, que era culpa de El  Águila.  De todos modos El Águila hizo un gran negocio, los negociadores mexicanos en esa ocasión fueron demasiado generosos, creo que la historia será muy severa con ellos, ella dirá la última palabra.
   Sea lo que fuere, el petróleo es nuestro, Petróleos Mexicanos se ha consolidado, ha producido petróleo casi tres veces más que lo que produjeron las compañías extranjeras en el último año que operaron en México; en petroquímica ha conseguido éxitos notorios; puede afirmarse categóricamente, que la expropiación de los bienes de las empresas petroleras, manejados desde hace varios lustros por Petróleos Mexicanos, ha sido un factor de enorme trascendencia, porque ha contribuido al progreso industrial de la nación.